Lo que permite el paso del tiempo es la claridad de cierta perspectiva y en este punto, uno de los libros de 2023 será Los noventa de Chuck Klosterman editado por Península, con prólogo de Javier Aznar.
A pesar de que algunos capítulos pueden resultar excesivamente locales (huelgas en la liga de béisbol, programas televisivos que —afortunadamente— nunca llegaron aquí), lo cierto es que el análisis de la autenticidad al hilo de los estereotipos de la Generación X en films como Reality Bites, del descrédito grunge de los alicientes de ascenso social vertical y de lo mal visto que estaba venderse mantiene cierta validez cultural desde una conciencia universal de su caducidad. Los subtextos de Friends, Seinfeld y Cheers son una delicia. Y uno ha disfrutado mucho con la ironía desbordada de un Klosterman sensacional: la campaña de Bush con Irak (tras el episodio judicial que paralizó el recuento de papeletas que podría haber dado la victoria al más sensible ecológicamente hablando Al Gore) y la conocida tesis de Baudrillard; el mordisco de Tyson a Holyfield como capítulo de cierto distanciamiento de la realidad, el dispar destino de Kurt Cobain y Tupac Shakur o las letras de Alanis Morissette como anticipo del auge de la «nueva sinceridad».
Si es verdad aquel dicho atribuido (apócrifamente) a Napoleón, de que para entender al hombre hay que saber qué pasaba en el mundo cuando tenía 20 años, entonces la disección de la crítica cinematográfica de videoclub, la influencia del teléfono fijo en las relaciones sentimentales, el bueno de Fox Mulder (Expediente X) como normalización del futuro conspiranoico y, en general, el análisis de la década que empezó con la caída del muro de Berlín (1989) y terminó con el 11/S (2001) son recuerdos imprescindibles para entendernos a nosotros mismos (los que hoy rondamos los 50) desde un tiempo seminal lleno de presagios culturales sobre el auge de la imparable estupidez que vino después.