la coincidencia de la llegada, estos días, de la acreditación como profesor titular, con el riguroso anuncio de los (nuevos) recortes en la universidad, curioso celo en el también curioso listado de prioridades gubernamentales, celosa prohibición de dotar a tal acreditación de algún valor instrumental, imposible rebaja de la agradable noticia a la poco kantiana condición de medio para pensar en una cierta, funcionaria, verde, soñada estabilidad, rigurosa observancia de su eficacia como aplicación y como cumplimiento, imposibilidad implícita de patalear, en rigor de decir algo, de decir nada ante el paralelo, injusto, feo y sin duda más doloroso recorte en las ya mezquinas ayudas a la dependencia, inquietantes, crueles imágenes de dedos al aire en forma de peineta, rebaja de las prestaciones de desempleo, etc. etc. me hace de una forma sé que difícil de explicar, difícil de responder también, me hace, decía, volver a preguntarme, vaso de algo agridulce en la mano, media, agridulce sonrisa en la boca, si hubo algo hace, no sé, veinte, treinta años sí aún hay algo hoy más encantadoramente naïve, más bellamente agridulce que la agridulce voz de wendy morgan (1)
(1) los popguns, un grupo fundado en los años 80 en Brighton (East Sussex) entre otros por un ex batería de los enérgicos y originales wedding present, hacían, que uno recuerde, un indie-pop encantador alegre y melancólico a partes iguales, dejémoslo en agridulce, agridulces todas las canciones con la voz agridulce, deliciosa de la agridulce Wendy Morgan, que puede recordar a los Heavenly de Amelia Fletcher, a Velocity Girl, a Shop Assistants, y a otros de los maravillosos, agridulces grupos del sello indie-pop de Sarah Records, los popguns fueron un grupo muy accesible que por avatares del destino tuvo una nula repercusión comercial...
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