miércoles, 18 de diciembre de 2013

nada de gata



Hoy me ha emocionado el frio de las últimas noches del otoño golpeando mi mejilla 
y luego adivinar la negra profundidad del firmamento. 
He entrado en casa 
y he recordado que la naturaleza subjetiva de la realidad que aprehenden nuestros sentidos 
es relativa a la constitución neurofisiológica de nuestra especie.
Entonces he vuelto a sacar a mi gata al balcón 
y le he contado al oído más o menos cómo era.

GARCÍA CÍVICO,  Jesús,  Kaputt,  Mary Chain & The boy with the thorn in his die (Eds.), Massarrochos, Massachussets, 2013, p. 43. 






Hace tiempo que no añadía nada al blog y no quiero andarme con rodeos. A mí me gusta escribir en mi blog, me gusta mucho tener un blog. Si no no lo tendría. No lo tendría. No tendría un blog. No tendría el blog y ya está. Haría otra cosa. Si lo tengo es porque me gusta escribir en el blog pero hace tiempo que no escribía nada en mi blog y no quiero andarme con rodeos. No escribía nada en mi blog porque mi gata se murió. No añadía nada en el blog porque mi gata se murió y yo quería mucho a mi gata. La muerte de mi gata me dejó sin ganas de escribir en el blog y ya está. Punto. Nada más. Gata muerta y días sin blog. Nada de gata. Nada de blog.


Nada de gata. Nada de blog. La muerte de mi gata me dejó sin ganas de blog. Tampoco quiero darle más vueltas. Así que sí, pensaba en cosas pero no las ponía en el blog, cosas que si no hubiera muerto mi gata habría puesto seguro en el blog. Fui a trabajar, de hecho fui a trabajar y seguí como si nada. Nada de gata pero a trabajar. Saludé a las personas que conozco sin decir nada de mi gata, diciendo nada, nada, a trabajar, y todo como si nada. Nada de hablar y nada de gata.

"El gato desaparece"(Carlos Sorin,2011)  mejor película con gato.

Saqué la basura al contenedor, por supuesto, sin que me siguiera, como solía hacer, dos pasos de gata más atrás, mi gata. Puse gasolina al coche. Puse lavadoras también. Escuché Pure Bathing Club. Hasta recibí gente en mi casa, gente que no se percató de que la gata no estaba, gente extraña pues. Cumplí mis obligaciones con o sin gata y no me porté como un carcamal, no tenía ganas de nada pero no me comporté mal o fatal, no actué externamente como un resentido, como un triste o como un ser sin gata.



Hice cosas que, por su interés, apunto ahora en el blog. Me lavé el pelo, me abrigué, me extreñí, pensé en la última película de Woody Allen, por las noches vi "Breaking bad" la estupenda serie de Vince Gilligan, con un lápiz me dediqué a rascarme la espalda y a extraer ejemplos de "La verdad y las formas jurídicas", las conferencias de Michel Foucault, ejemplos para las clases de Teoría del Derecho  que apuntaba en un kleenex que tengo junto a la almohada. Qué extrañas preguntas le hacen al final. Me confunden las preguntas que les hacen a Foucault. Que raras. Pero qué raras son.



Fui a escuchar a Sami Nair al Paraninfo de La Nau. Pensé ir al Cafe Malvarrosa pero no pude. Compré "Walden" en Kowalski, un sitio estupendo, estuve en Waldeska escogiendo libros de Faulkner con portadas de Daniel Gil y me llevé un par de ejemplares de la revista Canibaal, una iniciativa surrealista y sin embargo muy real de Ximo Rochera, autor y editor que me invitó a participar con generosidad dadá con un texto sobre los escritores locos, adictos al sexo o al alcohol, lo llamé "El imaginario del escritor loco", me llevé un par de ejemplares del número 1 de Canibaal, "¡Absolom! Absolom!" y "Un amor de Swann" el librito de Marcel Proust.

 


Sí, voy a Kowalski y hablo con Marcos. Él fue quien se leyó entero "En busca del tiempo perdido", hoy me he hecho una foto con el último libro de Terry Eagleton, es decir he hecho lo normal, lo que hace todo el mundo cuando ve un libro de Terry Eagleton.

Kowalski, material de bellas artes y mucho más, C/ Denia, 55 (Valencia, España) 

Escucho a Daughter que es de lo mejor que se puede escuchar hoy. Intento decir algo de provecho, no sólo egotismos y pornografía de gata sin ropa como se nota bien aquí. Me esforzaré un poco más.




¿Hablamos de literatura con gatos? Hablemos. Pero lo haré, quede claro ya, desde el resentimiento y la rabia, sí, sí, un par de cosas sobre la literatura con gatos. Hay dos tipos de literatura con gatos: gatos a la Borges y gatos a la Cortazar. El primero es gato de regazo, de libros, de chimenea y salón. Como aquel gato tan gordito que se acurrucaba en la parte sin nieve del jardín en el apartamento de Nimega. Ese gato al que llamé, por su aspecto leído y socarrón,  Flaubert.

Flaubert
Hay gatos a la Borges (gato de regazo y de salón) y gatos a la Cortazar: gato nocturno de jazz y deslunado. La mejor película con gato es una reciente y envenenada muestra de humor muy negro: "El gato desaparece" de Carlos Sorin. ¿Hay cine de gatos? Sí. Si tuviéramos que decirlo en una línea: El cine de Val Lewton y de Jaques Tourneur es gato Cortazar y el cine de Jean Renoir gato de Borges.

Simone Simon (nombres de gatas) en "Cat people", Jacques Tourneur 1942

El gato de Patricia Highsmisth (gato de Borges) es un gato feliz porque todo el mundo sabe que la Highsmith era en realidad una gata.

gatas highsmith
Nunca me gustó el gato de Cheshire, el gato de Lewis Carroll. Básicamente porque no es un gato. La mejor novela con gatos es reciente: "Kafka en la orilla" una de las tres mejores novelas de Murakami, un escritor que escribe demasiadas novelas, no todas buenas. Lovecraft tiene cuentos con los gatos más extraños de Borges. "El gato negro" de Poe es el mejor cuento con gato y el mejor poema con gato uno de Pablo Neruda. Borges tiene un poema para un gato,  “a un gato”  que nunca me pareció un gran poema. Pero puede que me equivoque, escribo, como digo, desde el rencor y la bajeza.

la mejor novela de Murakami es "Crónica del pájaro que da cuerda al mundo" pero la mejor novela de gatos de Murakami es "Kafka en la orilla"

Quien mejor escribió de la camadería de quienes saben querer a los gatos fue Marc Twain: "When a man loves cats, I am his friend and comrade, without further introduction." Chester Himes fue quien mejor alimentó a su gato y Hemingway posiblemente el que más gatos tuvo. 


George Bernard Shaw fue de los escritores que querían ponerse un gato en su regazo el que peor lo hacía y el mejor poema sobre un gato lo escribió Pablo Neruda, es aquella oda que si no recuerdo mal termina así “…no puedo descifrar un gato. 
Mi razón resbaló en su indiferencia, 
sus ojos tienen números de oro.” Nada que descifrar, nada de gata.

Georg Bernard Shaw

Hoy se ven menos gatos tuertos, con la pata quebrada o el rabo quemado: un efecto colateral de la era de la técnica y del videojuego y en particular de la contratación de excelentes artistas alternativos -creativos hipster con barba y aspecto descuidado- por la perspicaz industria del entretenimiento. Mi gata nunca me despertaba si me veía dormido pero en cuanto abría los ojos reclamaba con insistencia sus caricias: una ética de mininos o como le decía sin que entendiera ella ni la gracia ni el libro de Theodor Adorno, "Mínina moralia". Ella duerme donde hacía entradas yo en el blog y en general donde calienta el sol. ¿He dicho duerme? No. Dormía.

Nada de gata. Nada de sol.

Yo que siempre busco el sol entre los nubarrones, aún encuentro en lo gatos desnudos, en su instinto al encontrar cuando hace frío las fuentes de calor, mi efímero íntimo metafísico.