lunes, 21 de octubre de 2019

Kaspar Hauser

Kaspar Hauser
Ejemplo de un crimen contra la vida interior del hombre
Paul Johann Anselm von Feuerbach

Epílogo de Julio Monteverde

Durante la tarde del 26 de mayo de 1828, en la localidad alemana de Núremberg, apareció, sin que nadie supiera nada de su procedencia o paradero, un adolescente con una carta en la mano. En ella, un desconocido solicitaba que se hicieran cargo del muchacho y lo incluyeran en un regimiento de caballería. Ante las preguntas de los que rápidamente se congregaron a su alrededor, su única respuesta fue: «Quiero ser jinete como lo fue mi padre».



Así dio comienzo la historia de Kaspar Hauser, una historia cuya rareza y singularidad han hecho que casi doscientos años más tarde continúe martilleando en la conciencia de Europa. Y es que pronto se descubrió que aquel adolescente había pasado toda su infancia encerrado en una habitación oscura y sin ninguna relación con el mundo exterior. A pesar de ello, parecía estar en contacto con una inocencia primordial sobre el mundo y con algunos «poderes» que poco a poco fue perdiendo con su progresiva entrada en el mundo civilizado.

Su historia recorrió toda Europa, llamando la atención de los más variopintos personajes, y acabó trágicamente cuando, sin que se sepa a ciencia cierta el autor ni la razón, fue asesinado vilmente el 14 de diciembre de 1833. Desde entonces las especulaciones sobre su origen y el significado real de su leyenda no han dejado de sucederse. El relato de su vida influyó poderosamente en la generación de románticos alemanes de la época y fue recogido posteriormente por poetas como Paul Verlaine o Georges Trakl, novelistas como Octave Aubry o Jacob Wassermann, cineastas como Werner Herzog o Peter Sehr, dramaturgos como Peter Handke o músicos como Suzanne Vega.


No hay comentarios:

Publicar un comentario