viernes, 14 de octubre de 2022

Mis murciélagos favoritos: Franz & Stevie


Stephanie Lynn «Stevie» Nicks (Phoenix, Arizona, 26 de mayo de 1948)
 

Franz Kafka (Praga, Imperio austrohúngaro, actual capital de República Checa; 3 de julio de 1883-Kierling, Austria; 3 de junio de 1924) 

martes, 13 de septiembre de 2022

soportando Singular hasta ciertos límites

«Creemos en nuestra singularidad, es decir, en que siempre será posible encontrar un rasgo, así sea insignificante, capaz de distinguir a dos hombres entre sí. la singularidad, por otra parte, la soportamos hasta ciertos límites. En términos generales, podríamos decir que es una vanidad y un orgullo mientras prolonga propiedades compartidas por la mayoría [...] La singularidad total, por el contrario, asusta y aísla»

Alejandro Rossi, Manual del distraído, Barcelona: Anagrama, 1980, p. 11.




«Mi poder sobrenatural consiste en que puedo subir edificios y bajarlos de forma singular [...] De pequeño –lo he dejado caer sutilmente ya– subía y bajaba el estrecho deslunado de casa de mi abuela con el trazo nervioso de una lagartija adolescente y taciturna. Uno no tenía por qué saber si la capacidad adherente de aquella otra sustancia viscosa que escondía entre el hueco de los dedos, bajo las axilas y otras cavidades que no vienen todavía al caso, era algo que generalmente viene con el cuerpo porque, oportunamente, no existe en la niñez una perspectiva global de la anatomía del mundo, ni teorías omnicomprensivas acerca del destino que la vida reserva en este punto a los demás. 
[...]
Subo la fachada que se le antoja a mi singularidad (no siempre, sino cuando quiero comprobar mi cualidad, mi… poder especial) en unos nueve o diez saltos. Pumba, pumba, pumba, pumba, pumba, pumba, pumba, pumba, pumba. Todo depende de la altura, las aberturas accidentales y los pliegues del edificio y no sólo de mi idiosincrasia, claro. Trepo, principalmente, rellanos de muchos colores y escalones, subo con mi sello graderías, subo canaletas y zaguanes, me acuclillo pensativo en la balaustrada de recios balcones. Subo huecos de ascensor. 
Me pongo al timón de los barcos del puerto por la noche, me cuelgo del estrave de todos los buques que bogan en las horas más oscuras de los días entre medusas, plásticos y motores que la gente arroja desdichadamente en el océano. Lo hago imitando la posición invertida y el gesto de luto con el que hibernan en verano los murciélagos sin solera: negro, raro, polinizador, con la cabeza al desnuque y las orejas hacia abajo. 
Subo a trompicones, cornisas y dinteles, pumba, pumba, pumba, de balcón a balcón, ayudándome con la baba o superbaba. Trastabillándome, babeando, superbabeando, dando a todo con el hombro y con la axila, igual que un soldado asqueado por la guerra alcanza entre sollozos otra trinchera, de hostia sagrada en hostia consagrada, hostiándome y hastiándome (perdón), sí, ¡PUMBA!, ascendiendo a duras penas, pegado a las ventanas, besando con el raro engrudo que emana de mis labios el duro muro de hormigón, el venenoso picor de la uralita; agarrando unas décimas de segundo los hierros fríos, las huellas de los otros, la sangre de nuestros antecesores, los maceteros mojados por la regadera, la gravitación interna del pasado. 
Subo y por ver la luna de mentira me dejo la piel; subo, derramo pegamento y observo por un instante indiscreto y loco, entre grietas e irregularidades del cemento, baba y úlceras de hormigón, el tipo de vida –habitualmente más convencional– que la gente sin cualidades especiales lleva dentro de sus casas. 
Un avechucho, incontestablemente, soy.»

Jesús García Cívico, Singular, Valencia: Che Books, Contrabando, 2018, pp. 24-27.





miércoles, 7 de septiembre de 2022

Una reseña de La condición despistada por Luis Manuel Ruiz en Diario de Sevilla

Diario de Sevilla, 21 de agosto, 2022

LA CONDICIÓN DESPISTADA | CRÍTICA

Perder el norte

por Luis Manuel Ruiz

Jesús García Cívico propone un sorprendente estudio sobre un tema singular, el despiste y el hábito de estar en las nubes



El ensayista y profesor Jesús García Cívico (Valencia, 1969).


LUIS MANUEL RUIZ

21 Agosto, 2022 - 06:16h


La condición despistada. Jesús García Civico. Candaya, 2022. 374 páginas, 19 euros


Pese a constituir uno de los elementos medulares de la filosofía, la literatura o el arte (o, por ponernos kantianos, su misma condición de posibilidad), nadie, que sepamos con certeza, había acometido hasta la fecha un estudio en profundidad del despiste. Jesús García Cívico, profesor de la Universidad Jaume I, crítico cultural, polígrafo y polímata (según se deja sentir por su propio texto), se arroja a la tarea motivado por razones que le tocan de cerca: él es un soberbio despistado. Después de haber perdido (nos confiesa) llaves, los coches de esas llaves, papeles, ordenadores, manuscritos, el camino de vuelta a casa, incluso a la mujer que le aguardaba en esa casa, Cívico se detiene y comienza a interrogarse por esa extraña tendencia, la distracción, que vuelve su vida de aire y escamotea sus pasos en cuanto intenta reconstruir el trayecto que le ha llevado hasta sí mismo. La pulsión autobiográfica, aunque lateral, es una de las más poderosas de este libro curioso, a la vez anecdotario, memorial, enciclopedia, catálogo. Más allá de ella, el fin confeso (y confuso) radica en una zambullida en las corrientes de la distracción y todo cuanto conlleva, en todos sus aspectos y manifestaciones, metafísicas, poéticas, vivenciales, cinematográficas.


En primer lugar, el autor trata de circunscribir el campo semántico de la inopia. Reúne en torno a sí todos los sinónimos que es capaz de encontrar por un sitio y otro (que son bastantes, porque Cívico ama los vagabundeos), despiste, extravío, abstracción, aturdimiento, incluidas las muchas metáforas que al respecto pueblan el habla cotidiana. En este sentido, una posee valor emblemático sobre las demás: estar en las nubes. En las nubes vive el alucinado, el atontado, el lelo, el que no se entera de nada, el fantasioso y el idealista, pero también el científico que busca salida a una fórmula y, sobre todo, el filósofo: basta mencionar al respecto (como hace Cívico, entre una larga batería de alusiones más) los sarcasmos de Aristófanes contra un ampuloso Sócrates en Las nubes, donde instalaba una escuela de sofística en las alturas, o el batacazo de Tales de Mileto al observar las estrellas, inicio para Hans Blumemberg del pensar teórico como tal. La conclusión de nuestro autor es que todos, en algún momento (y no sólo creadores e intelectuales) volamos inadvertidamente a otra parte, que a todos se nos va el santo al cielo y que todos, más o menos, estamos en babia si se dan las circunstancias precisas, porque (y de ahí el título), la distracción es más una condición humana que un mero estado o patología. Por todo ello, contra Shelley y el romanticismo germánico, el titán que representa a la raza humana sería, más que Prometeo (“aquel que piensa antes”), el atolondrado Epimeteo, que en el mito de Platón se olvida de armar al hombre contra los rigores de la naturaleza, y que en el de Hesíodo acepta a la nefasta Pandora, fuente de todos los males futuros.


«SELVÁTICA, DESMEDIDA, ERUDITA, AMENÍSIMA, LA OBRA POSEE UNA RARA CLARIVIDENCIA»




Hay algo que nos llama desde otro lado, una inercia invencible que nos arrastra arriba o adentro (al ensimismamiento, en la expresión de Ortega); pero a la vez, irremisiblemente, esa fuga necesita de un punto fijo que nos haga regresar, de alguien o algo que nos recuerde el mundo de la materia y devuelva nuestros pies al suelo. Con ser antipático, este papel de recordador resulta por completo imprescindible si hemos de atender a detalles puntuales como alimentarse, ir al trabajo o cuidar de nuestros hijos: la dialéctica entre vuelo y aterrizaje, elevación y costalazo, ensimismamiento y alteración, vertebra la esencia humana y es, quizá, el tuétano profundo del libro. Para personificar al recordador, esto es, al tirón de orejas que tan desconsideradamente nos devuelve a la tierra, Cívico recurre a un personaje de Jonathan Swift llamado flapper o climenole. En la tercera parte de Los viajes de Gulliver se describe la portentosa isla de Laputa, elevada en el aire, poblada por una nación de astrónomos, filósofos, científicos, intelectuales de toda laya: dichos habitantes, entregados a sus pensamientos, pasan el día elucubrándose y extasiándose ante abstracciones que les hacen olvidarse por completo de sus cuerpos y del lugar que ocupan; por cuanto les son necesarios los servicios de ciertos sirvientes llamados climenoles, que les golpean los ojos o la boca con vejigas llenos de guisantes siempre que necesitan descender. Cívico aporta una larga lista de climenoles con los que debemos enfrentarnos a diario: la familia, el jefe, los impuestos, el sentido común, y, en última pero primerísima instancia, la muerte.


Selvática, desmedida, erudita, amenísima, La condición despistada es una obra de una rara clarividencia que servirá a muchos, como este que escribe, para comprender mejor sus propios despistes y franquezas, y para comprobar que afortunadamente no está solo: marcar correctamente el norte, a pesar de las brújulas, no se nos da bien a todos.

lunes, 14 de marzo de 2022

Ficciones, las justas: una entrevista

 


Cuestionario de MAKMA para Jesús García Cívico
Bel Carrasco

—¿Me podrías aclarar el significado del título, Ficciones, las justas, que no lo acabo de pillar, y por qué solo música, cine y porno cuando se habla de todo, incluido el deporte?

    El título se hace eco de una petición difusa por parte de un sector de la sociedad: que las ficciones (literarias y audiovisuales) sean justas. Dicho esto, en el sentido de que piden que las obras o sus autores difundan o representen, respectivamente, una serie de valores morales y vidas ejemplares. Buscan (y, en sentido contrario, censuran) que una idea de justicia entendida como respeto de las diferencias, demandas de reconocimiento identitario o lucha contra la discriminación sexual y racial se integre en la ficción.
    Luego, el subtítulo es una forma razonada de respuesta colectiva (a ocho manos): se ofrecen reflexiones sobre la nueva moral y su papel en el cine, la música y la pornografía con el fin no solo de alertar sobre nuevas formas de censura sino de dar argumentos y datos al lector para pensar el fenómeno en toda su complejidad. Y tienes razón en que este ensayo es más amplio: en mi caso al tratar de comprender la nueva moral desde algunas transformaciones políticas y culturales más o menos recientes (anti-intelectualismo, resentimiento, horizontalismo postmoderno, hipersubjetividad, infantilización) incluyo ejemplos del deporte, la literatura y la filosofía.

—¿Qué vínculos unen a los cuatro autores?

    Te respondo como coordinador: ha sido la admiración que siento hacia el trabajo de estos autores en sus campos de conocimiento más específicos. Eva Peydró no es solo una de las críticas cinematográficas más inteligentes e internacionales sino una de las que escribe mejor. Tengo a Carlos Pérez de Ziriza como una referencia en la crítica musical, no solo por la profundidad y amplitud de sus conocimientos sino porque sabe conjugarlos con un posicionamiento cívico y sociopolítico sensible y coherente que lo hacía idóneo para escribir sobre la nueva moral en la música. Por su parte, Ana Valero es una investigadora muy prestigiosa en el ámbito de los derechos fundamentales y las libertades públicas pero además es una pensadora valiente, culta y perspicaz capaz de lidiar con lucidez, coraje e incluso con heroísmo en el campo del arte y en sus expresiones más polémicas.
Los invité a los tres y felizmente dijeron que sí.

—La censura existe desde el inicio de la civilización pero emana del poder civil y religioso. Sin embargo, hoy surge desde las bases sociales a través de internet y la redes. ¿Eso la hace más o menos dañina?

La hace más inquietante. Ana Valero explica muy bien ese chilling effect a través de la idea de «censura líquida», el nuevo «panóptico» sentimental (todos nos vigilamos a todos) y cómo el «sentimiento de ofensa» se perfila como el nuevo rasgo identitario que aglutina y genera cohesión entre los usuarios de una redes que hoy se caracterizan por su irritabilidad. Carlos Pérez de Ziriza ofrece el ejemplo del deterioro desproporcionado de la carrera profesional de Ryan Adams por una acusación aireada en la red, así como la presión electoral en la política cultural de algunos ayuntamientos en relación con grupos cuyas canciones podrían resultar «sexistas». Eva Peydró arroja nueva luz sobre casos conocidos como los de Bertolucci o Johnny Depp así como los últimos «debates» en la red a propósito de la racialización, el apropiacionismo cultural o la interpretación de personajes transgénero.

—También los sujetos y objetos de reprobación son completamente distintos. Racismo, homofobia, transfobia, violencia de género… ¿Cuáles serían los «Siete pecados capitales» de esta nueva moral?

La irracionalidad, el excesivo peso de los sentimientos y las emociones, el riesgo de dejar de disfrutar del arte y la cultura, el punitivismo, el retorno a formas medievales de castigo vergonzante (humillación pública en la red), el exhibicionismo moral, la tergiversación consciente como desprecio a la verdad. Esos siete pecados tienen un efecto perverso no solo sobre la creación artística sino sobre una causa justa: la protección de los grupos vulnerables, el respeto a los derechos de las minorías y de los «diferentes» y la igualdad económica, política y simbólica de la mujer.

—Entre los muchos casos de ‚cancelados‘ que citas, señala alguno que consideres más significativo. (A mí me irrita lo que pasa con Rowlin, por ejemplo).

Personalmente, me duele el de Woody Allen porque yo crecí viendo sus películas y me enamoré del tipo de mujer (inteligente y divertida) que las protagonizaba.

—La cultura de la cancelación se expande por todo Occidente pero muestra mayor contundencia en Estados Unidos y Gran Bretaña. ¿Se puede atribuir este hecho a su raíz calvinista y puritana? 

Sin duda ese factor cultural tiene un peso específico en países donde los derroteros puritanos de la corrección política permite hablar de «inquisidores amables» (kindly inquisitors) por decirlo con Jonathan Rauch, un periodista que analizó la cultura de la cancelación y sus diferencias con el debate racional de ideas. Carlos Pérez de Ziriza incluye la denuncia por pornografía infantil de Spencer Elden, el bebé de la portada de Nevermind, el disco de Nirvana o la polémica sobre una foto promocional de C. Tangana. Eva Peydró traza en el libro un sugestivo recorrido por la «ultracorrección» en Hollywood así como por la particularidad europea. Ana Valero incluye en su capítulo no solo una síntesis del erotismo en el arte, sino también del debate en el seno del feminismo y en la evolución jurisprudencial sobre lo obsceno en Estados Unidos.

—¿Se podría decir que este fenómenos al igual que la llamada 'cultura woke' expresa la mala conciencia acumulada a lo largo de siglos del hombre blanco, heterosexual y protestante? ¿También que demuestra la incapacidad del ser humano para gestionar su libertad por lo que prefiere depender de normas que orienten sus actos...y pensamientos (que es lo más perturbador)?

A mí lo que más me preocupa de la cultura woke y de esa mala conciencia de la que hablas (antes que el carácter extemporáneo y algo delirante de las «batallas culturales») es la forma en que acaba invisibilizando las demandas de justicia económica (una cuestión urgente y universal). Se ha demostrado que el énfasis en lo identitario en la agenda política va en menoscabo de la lucha por la distribución de la riqueza. 
Sobre la libertad, sé que mantengo una posición poco intutitiva y puede ser que minoritaria a este respecto (aunque uno de los últimos ensayos de Eloy Fernández Porta parece que vaya en este mismo sentido): la existencia de normas es un requisito necesario para la libertad. Necesitamos normas que orienten conductas, pero, ojo, entre esas normas se incluye la igualdad, la no discriminación, así como la libertad artística y de expresión. Otra cosa es que la gente asuma acríticamente una serie de nuevos dogmas y lugares comunes sobre los que no se ha detenido a reflexionar. La precariedad laboral, la aceleración, los nuevos formatos breves de comunicación, el solucionismo o la ruptura de los vínculos sociales tras décadas de individualismo neoliberal (no solo político, sino educativo y cultural) tampoco ayudan a ello.

—¿Hasta dónde nos puede conducir este revisionismo moralizante? ¿Se intuye una especie de bandazo en dirección opuesta como ha pasado tantas veces a lo largo de la historia?


Sí, esa dialéctica, por decirlo con Hegel, acabará generando una síntesis. Es ahí donde el libro señala algunos aspectos positivos de la nueva sensibilidad. En mi opinión, cae en la casilla del acierto la revisión de la historia si sirve para rescatar autores injustamente opacados (por ser mujer, negro, homosexual, etc.) o discursos silenciados (no necesariamente en clave decolonial, una vía llena de contradicciones a mi juicio). Luego, en el terreno de las ficciones, ¿no era raro que los pilotos de naves espaciales en mundos inventados fueran hombres rubios? Hoy reaccionamos ante la reproducción de arquetipos y se nos ha afinado el olfato para detectar sesgos y prejuicios simbólicos. Eva Peydró observa la evolución de artistas como Clint Eastwood o personajes como James Bond de forma similar. Estamos en una fase balbuceante y hay ficciones que integran la «nueva sensibilidad» de forma mecánica, grosera o superficial (el tokenismo), lo cual perjudica a su calidad artística, otras han sabido integrarlas de forma enriquecedora.

—La hipocresía o doble rasero que genera esta especie de caza de brujas y brujos puede alcanzar cotas alarmantes. ¿Qué opinas al respecto?

Que coincido contigo. Anadiría que la alarma ya ha saltado. Esa, junto al amor por el pensamiento, el arte y la literatura, es la razón de nuestro ensayo Ficciones las justas.




lunes, 21 de febrero de 2022

Presentaremos a NELY REGUERA Y VALENTINA VISO

 CONVERSAMOS CON NELY REGUERA Y VALENTINA VISO

Modera: Jesús García Cívico

31/03/2022 - 19:00 h.


Presencial

Organiza: Fundación Cañada Blanch


Colabora: Universitat de València - Vicerectorat de Cultura i Esport




En el mes de la Mujer, Nely Reguera y Valentina Viso protagonizan una nueva sesión del Ciclo 'Mujeres de Hoy'. Un espacio en el que damos visibilidad al trabajo de profesionales creativas que se han posicionado a base de esfuerzo y talento.

 

El jueves 31 de marzo, a las 19 horas en Fundación Cañada Blanch, la cineasta Nely Reguera, se sentará junto a la guionista Valentina Viso, para repasar sus trayectorias, compartir experiencias, influencias e inspiraciones. Junto a ellas estará Jesús García Cívico moderando la sesión. Jesús es crítico literario y cinematográfico, profesor universitario, filósofo, escritor y colaborador en revistas como 'El Hype'.

 

Estas dos mujeres creadoras se suman al listado de referentes femeninos que han visitado este ciclo en Fundación Cañada Blanch, como son Christina Rosenvinge, Paula Bonet, Luna Miguel, Miren Iza, Gabriela Wiener o Cristina Morales; entre otras. Algunas de estos encuentros están disponibles en nuestro canal de YouTube.


domingo, 20 de febrero de 2022

Ficciones, las justas

 

¿Cuáles son las claves de la cultura de la cancelación, a quiénes y de qué manera afecta, dónde están sus orígenes y cuáles pueden ser sus efectos? A estas preguntas responde un ensayo del sello valenciano Contrabando: ‘Ficciones, las justas. La nueva moral en el cine, la música y la pornografía‘. Coordinado por Jesús García Cívico, filósofo, profesor en la Universitat Jaume I y autor de ensayos, relatos y poemas, incluye también textos de Eva Peydró, Carlos Pérez de Ziriza y Ana Valero.


«El título se hace eco de una petición difusa por parte de un sector de la sociedad: que las ficciones sean justas, es decir, que las obras o sus autores difundan o representen, respectivamente, una serie de valores morales y vidas ejemplares”, explicaGarcía Cívico. “Se demanda integrar en la ficción una idea de justicia entendida como respeto de las diferencias, reconocimiento identitario y lucha contra la discriminación sexual y racial”.


                                                Enlace a la entrevista completa en MAKMA





viernes, 18 de febrero de 2022

Lo que habita en Diego S. Lombardi

La primera vez que leí a Diego S. Lombardi (Buenos Aires, 1981) fue con ocasión de la publicación de La coronación de las plantas (Jekyll & Jill, 2017) cuando el autor ya había obtenido cierto reconocimiento tras su primera novela Reflexiones de un cazador de hormigas. Me había parecido que este escritor singular empeñado en hacer de la creación de atmósferas y zozobras personales una experiencia literaria participaba de una forma «sui generis» en un tipo de literatura que me gustaría, modestamente, caracterizar bajo el sintagma «ficciones de ojos cerrados». La reciente aparición en la editorial Aristas Martínez de Lo que habita entre nosotros (2021) confirma mis primeras impresiones y arrastra con mayor virulencia esta literatura de sensaciones oscuras y descubrimientos al otro lado de un umbral imbricado de categorías estéticas del tipo que el crítico cultural Marc Fisher situó al abrigo de uno de sus más inteligentes ensayos, Lo raro y lo espeluznante (de lo extraño a lo asombroso, de lo desconocido a lo extraordinario).


Crítica completa en Revista de Letras



jueves, 6 de enero de 2022

Mis 10 películas favoritas de 2021



Titane (Julia Ducournau, 2021)

West side story (Steven Spielberg, 2021)

Memoria (Apichatpong Weerasethakul, 2021)

Annette (Leos Carax, 2021)

Drive my car (Ryûsuke Hamaguchi, 2021)

The worst person in the world (Joachim Trier, 2021)

The power of the dog  (Jane Campion, 2021)

Coming home in the dark (James Ashcroft, 2021)

The innocents (Eskil Vogt, 2021)

Lamb (Valdimar Jóhannsson, 2021)