Y termino con Habitada de Cristina Sánchez-Andrade (Anagrama, 2025), con la que estos días pude hablar en persona en una estupenda 60 edición de la Fira del llibre de València para intuir no solo a una escritora de elegancia desconcertante sino a una personalidad de esas capaces de maquinar las historias más retorcidas tras una expresión de perfecta serenidad. La historia del corpo aberto de Manuela y su posesión crece a cada página hasta acabar muy alto hacia el final y los diálogos ora sutiles y afilados ora salpicados de la mejor teatralidad le sirve a esta imaginativa escritora gallega para fustigar con tanta rabia como humor un estado de cosas (biopoder patriarcal, clasismo, Kultur sobrenatural) que llega a la actualidad.
Mudez y faladoiros, meigas y pueblos crédulos, enfermizas relaciones materno-filiales y bosques de las vagalumes, psicoanálisis y niños muertos, en el haber de esta estupenda narradora sitúo su autoexigencia formal y una voz insólita y sensorial (la novela está cuajada de olores, temperaturas y sabores) cada vez más personal. Con un personaje femenino memorable y una primera persona destinada a mutar, Habitada tiene también el don de la transformación ligera de los géneros, el tránsito de la tragedia rural a la comedia con momentos entre El perfume de Patrick Süskind y personajes despóticos muy odiables con pieles de Vargas Llosa, Shirley Jackson, Valle Inclán o el doctor inverosímil de Gómez de la Serna, «Don Ramón».
Foto: «Flaco» Poveda
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