"Creo que cuando cae la noche siempre hay alguien tentado a hablar precisamente de las tres cosas que Wittgenstein envió al mundo de lo inefable (aquello que no se deja expresar con palabras): la extrañeza por la existencia del mundo, la sensación de hallarse protegido, el sentimiento de culpa".
GARCÍA CÍVICO, Jesús, "Una temporada con Antabuse", en Solares, Sigur Ros (Ed.), Reikiavik, 2014.
"Pasamos el Tiempo sobre todo muertos o por nacer".
GARCÍA CÍVICO, Jesús, "El acomodador" en El acomodador y otros cuentos de risa, Thomas Pynchon (Coord.), Boston Massachussets, 1969.
"Oh, resumirse sin reducirse, justificar la vida entera por un manso, humilde, precioso gesto, un detalle tierno pergeñado con ocasión de algo intrascendente carente de importancia y de sentido".
GARCÍA CÍVICO, Jesús, "Ginebra" en Una casa holandesa, Frankfurt, Shurkamp, 2007.
photo: sigur ros |
(joven respirando con dificultad)
- ¡Corra doctor Matloff! ¡Tenemos que escapar! ¡Ya veo la nave! ¡Corra, corra, doctor Matloff! ¿Doctor Matloff? Doctor Matloff...
(Doctor Matloff susurrando)
-Corre tú joven, alcanza tú la nave. Yo estoy harto de correr. Llevo cuarenta y tres años en este planeta. Llevo cuarenta y tres años corriendo con la misma confusión en la cabeza y hoy, justo cuando corría contigo, justo cuando, como tantas tardes, corría a tu lado, justo cuando quería sobre todo correr, mientras corría pensando, equivocado, que mañana, como ayer y como hoy, que mañana también correría contigo, mientras avanzábamos, corriendo, hacia la nave, conforme la nave se recortaba contra la otra nave, me ha sido dado resolverla. Sí, corre tú joven, alcanza tú la nave. Súbete tú a la nave, a la nuestra. ¡A LA NUESTRA! Ja, ja, sigue corriendo, joven. Todo ha quedado, al fin, desvelado:
Joven: siempre y en todo lugar se ha presentado una guerra. Una batalla entre el espacio y el tiempo. El universo es el resultado. El universo es… el campo de batalla. Hijos de la fricción entre la eternidad y el infinito, nuestro estatuto no alcanza el de la víctima. No somos víctimas, no: somos los muertos. El universo ni siquiera nos es hostil y la eternidad es, en todo caso, indiferente.
Somos
muertos que viven un instante. Muertos que viven durante un tiempo. Muertos que ahora estamos vivos. Zombies que
caminan apenas unos metros. En la tensión entre el infinito y la eternidad nosotros, joven
que corres, joven que alcanzas ya la nave, nosotros somos, sobre todo, los muertos.
- Doctor Matloff, ¡adiós! ¡Adiós, Doctor Matloff! ¡Adiós, adiós!