Sospecho que es (otra vez) por mi temprana, española, irresponsable formación moral cristiana de la que he intentado pero no logro acabar de desprenderme, que tengo una incurable simpatía por los músicos que sufrieron mucho; así que llevo dos meses escuchando y acordándome de Bud Powell, de infancia dura, alcohólico, tuberculoso, ezquizofrénico, me he acordado de agregar a Powell a este blog, me he acordado en general de este enorme músico de jazz que nació mi día del año preferido, me he acordado mucho de este pianista genial, figura fundamental del bebop, ahora que dejo atrás dos meses de corrección alucinada del primer libro colectivo que coordino, una privilegiada, académica, privilegiadísima forma de sufrir y volverse loco.
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